Hola, soy Libertad, tengo 25 años y estoy decepcionada de la generación en la cual he nacido.
Generación fría y con frívolos intereses. Generación que tiene miedo del amor. Yo soy parte de ella, pero me quiero seguir resistiendo a caminar de acuerdo a su ritmo. Soy extraña, soy una rara habitante... soy extranjera en mi propio mundo.
Lloro ante tanta frialdad. Me parte el alma tanta carencia de amor... mis ilusiones, mi forma de pensar y de sentir se convirtió en el odiado "algún día" que no creí recibir a cambio de tantas ganas de vivir.
Ya no tengo cartas bajo la manga con las cuales jugar la partida que la crueldad me tendió en la mesa. Simplemente ya no tengo alientos de luchar contra lo que es inevitable.
La gente de mi generación ya no duerme acompañada por ilusiones de construir amor entre dos corazones bajo el mismo techo; mi generación solamente quiere sentir piel, quiere sentir el sexo de otro rozando su soledad por un momento, sin lazo de compromiso.
Los niños de mi generación se están levantando en medio del desinterés y la falta de principios. Los niños de mi generación probablemente serán almas solitarias y aún más duros de corazón que sus padres.
El dolor me invade al ver y al pensar que el concepto de familia está quedando plasmado en la historia, en los libros y en un relato despectivo que se refiere a este como pensamiento anticuado y obsoleto.
Yo no sé a dónde ha ido el amor; yo no sé si mi tiempo es este tiempo... creo que mi pensamiento es arcaico para ellos. Pero mi voluntad es ajena a esto, no puedo evitar vivir con mis principios.
Muero lentamente, me duelo profundamente porque no siento que viva el amor... siento que vive la practicidad y el desperdicio de sentimientos. Siento que vive la crueldad, la frialdad y la satisfacción del cuerpo en su totalidad evitando lazos de unión.
Me duelo, no quiero vivir aquí... soy una extranjera en mi propio mundo.
Hola, soy Libertad y tengo un dolor en mi corazón, en mi alma... es como un hachazo que el destino me pegó en el pecho, partiéndomelo en pedazos.
Que alguien me diga a dónde fue el verdadero amor... del que tanto habla en su libro Dios.