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8.28.2012

Emocional...


Ya no se valoriza por ser funcional un objeto... 
El exprimidor manual de naranjas de Philippe Starck; para cualquier diseñador, de forma óptica es un diseño estético agradable, pero que a la hora de comparar precio y funcionalidad no sirve para nada. 
Philippe Starck ha sido un renombrado Arquitecto y Diseñador, que luego de obtener fama con sus espectaculares diseños se dedicó al mercado emocional. Sus clientes no aprecian el producto como tal en cuanto a su practicidad y útil empleo; una persona de estatus alto compraría estos objetos para el hogar, sólo por el hecho de venir de manos de Starck.
Volviendo al exprimidor, visualmente para mi apreciación, el diseño estético es espectacular. Philippe se basó en una araña para darle elegancia al modelo, lo cual en una cocina tipo minimalista de un loft o un penthouse luciría envidiable. Pero en su diseño funcional es un total fiasco.
El exprimidor está en el mercado al rededor de los 80 Euros y diría que hasta lo valorizan por más dinero; pero me atrevo a decir que un exprimidor de plástico manual valorado en $2.000 marca Vaniplas es más funcional aunque no tenga un diseño estético descrestante. Ni si quiera el exprimidor de Starck podría ser tan funcional como uno eléctrico de buena calidad que valdría entre unos $40.000 y $60.000. 
Se comienza a jugar con las emociones del cliente para vender objetos que le den buen estatus a  su entorno así no sean de gran utilidad. No es lo mismo tener un reloj Q & Q que uno Rolex; o No es igual tener un novio con bicicleta a uno con buen carro. No sería lo mismo tener una novia Gerente a una recepcionista o aseadora. 

La psicología emocional... se aplica en las relaciones humanas también. La cultura estereotipada del buen estatus material y de interés lucrativo que construye matrimonios inservibles pero aparentes socialmente. Viste tristezas de diamantes y piedras preciosas; menosprecia la calidad humana y los buenos sentimientos para enaltecer el buen nombre y vender estilos de vida envidiables.
Una tienda en donde vendan amigos influyentes, parejas con un estatus social envidiable, trabajos en donde se pueda ganar en grandes cantidades de Euros y corazones de piedra pintados de rojo.
No menosprecio el materialismo; es esencial y se necesita para desarrollar la vida cotidiana. Pero me centro más en el materialismo funcional sin desplazar la gran importancia que tienen la calidez humana y los buenos sentimientos.