El desamor de mi generación...

Hola, soy Libertad, tengo 25 años y estoy decepcionada de la generación en la cual he nacido.

Generación fría y con frívolos intereses. Generación que tiene miedo del amor. Yo soy parte de ella, pero me quiero seguir resistiendo a caminar de acuerdo a su ritmo. Soy extraña, soy una rara habitante... soy extranjera en mi propio mundo.

Lloro ante tanta frialdad. Me parte el alma tanta carencia de amor... mis ilusiones, mi forma de pensar y de sentir se convirtió en el odiado "algún día" que no creí recibir a cambio de tantas ganas de vivir.

Ya no tengo cartas bajo la manga con las cuales jugar la partida que la crueldad me tendió en la mesa. Simplemente ya no tengo alientos de luchar contra lo que es inevitable.

La gente de mi generación ya no duerme acompañada por ilusiones de construir amor entre dos corazones bajo el mismo techo; mi generación solamente quiere sentir piel, quiere sentir el sexo de otro rozando su soledad por un momento, sin lazo de compromiso. 

Los niños de mi generación se están levantando en medio del desinterés y la falta de principios. Los niños de mi generación probablemente serán almas solitarias y aún más duros de corazón que sus padres.

El dolor me invade al ver y al pensar que el concepto de familia está quedando plasmado en la historia, en los libros y en un relato despectivo que se refiere a este como pensamiento anticuado y obsoleto.

Yo  no sé a dónde ha ido el amor; yo no sé si mi tiempo es este tiempo... creo que mi pensamiento es arcaico para ellos. Pero mi voluntad es ajena a esto, no puedo evitar vivir con mis principios.

Muero lentamente, me duelo profundamente porque no siento que viva el amor... siento que vive la practicidad y el desperdicio de sentimientos. Siento que vive la crueldad, la frialdad y la satisfacción del cuerpo en su totalidad evitando lazos de unión.

Me duelo, no quiero vivir aquí... soy una extranjera en mi propio mundo.

Hola, soy Libertad y tengo un dolor en mi corazón, en mi alma... es como un hachazo que el destino me pegó en el pecho, partiéndomelo en pedazos.

Que alguien me diga a dónde fue el verdadero amor... del que tanto habla en su libro Dios.

Mis diálogos con un muerto que no habla Español...

Viendo la pantalla de mi ordenador... con mis gafas rojas puestas. Pensando en la marcha irrefrenablemente acelerada que le ha ocurrido a mi rutina los últimos cuatro meses.

No pretendo hacer de este blog un blog biográfico, no me interesa escribir mis nimiedades y mis detalles cotidianos aquí para hacerlos públicos. Pero hay cosas que escribo para volver a leer y así tratar de buscarles coherencia o hacerme a la idea de que por fin acepto que tengo una mente rara.

Desde hace unos meses atrás un muerto me habla... no lo conozco, no me conoce, pero tenemos un conocido en común. Solamente vi una fotografía de él y eso ha sido lo más cerca que he estado de verlo materialmente. Yo, Libertad, soy la mujer más escéptica que puede habitar caminante entre los seis mil millones de habitantes de esta tierra. No creo en fenómenos paranormales, ni en fantasmas, ni ovnis, ni zombies, ni en el sistema de gobierno de mi país.. en fin, whatever... sólo creo que hay un Dios con el cual tengo una relación y una comunicación totalmente estrecha, y que también hay un némesis que es el que implanta la maldad aquí en la tierra, pero no más, no creo en nada más. 

Pero este muerto me tiene desconcertada; siempre y solamente me habla en sueños. Él no habla español, pero como que en el mundo de los sueños eso no importa... en medio de toda esa demencia psicodélica que maneja la mente cuando descansa, logro entenderle lo que me habla. A veces recuerdo todo lo que me dice, a veces no. El caso es que me pide insistentemente que le entregue un mensaje a la persona en común que conocemos.

Entonces aquí mis creencias chocan con lo que veo; yo no creo en que los muertos puedan hablar y comunicarse. De hecho la biblia, que muchos la leen con reservas y escepticismo por todos los eventos sobrenaturales que narra, afirma que los muertos no vuelven del lugar en el que se encuentran, lo cual impide que se puedan comunicar con los vivos.

El lío aquí es que éste muerto sí me habla, y no me deja dormir en paz a veces por largos periodos de días; hay periodos largos también que se calma y me deja dormir, pero como que a veces se desespera mucho y me molesta seguidamente. Hace meses lo hace y trato de ignorarlo. Pero el insiste en que debo de darle el mensaje a esta persona. Los sueños que tengo son sumamente repetitivos y a veces el muerto llora a mi lado por sentirse impotente de no poder hacer nada por esta persona con la cual quedó en deuda.

Hasta ya hay una empatía entre él y yo. A veces tengo sueños en los que me habla muchísimo pero no logro recordar porque son diálogos bastante fluidos, aunque sí recuerdo lo que yo le digo.

Querida persona en común entre el muerto y yo: Si lees este post (que ojala y lo lea) quiero que sepas que tu ser querido no me deja dormir en muchas ocasiones desde ya hace mucho tiempo... bueno, eso ya tu lo sabes. Sabes que cuando me habla en los sueños no logro entenderle muchas veces lo que me quiere decir; pero desde el día después del año nuevo, he tenido un sueño repetitivo casi todos los días y a veces muy corto en donde él me habla insistentemente, muy angustiado y llorando... las lágrimas hacen que sus ojos se vean mucho mas grandes. El mensaje que quiere que te entregue es que lo perdones por todo lo que te hizo y por el abandono... también por no haber sido un buen ejemplo para ti; que por favor no lo odies más, que él reconoce que estaba equivocado. Que perdones las palabras negativas que tantas veces te dijo, que era ignorancia de su parte. Y que desea que seas una mejor persona.

¡Ah! y por si no me crees... observo que siempre que me habla lleva una argolla en el dedo del medio; lo que no he podido definir es si en la mano izquierda o derecha, y en la boca se parece mucho a ti. Su mirada siempre tiene un gesto triste y tiene tu misma carta dental.

Simplemente gente.

Gente que no se queda en tu vida, pero que te la ha hecho cambiar... gente que es el puente para que toques fondo; gente que no cambia su propia vida, pero que hace que lo hagas con la tuya. Simplemente gente... gente que no se queda.

                -Yo, Libertad.

¿Yo ciega guiada por otro ciego? Muchas veces... Pero la caída entre los dos me despierta, a la vez haciéndolo también con mi cambio de condiciones y pensamiento.

La caída es el puente y la manera correcta para evolucionar la forma de ver el mundo. La responsabilidad propia se asume cuando no pasamos las culpas al que fue instrumento de la vida para que las consecuencias reventaran luego de la acción.

Son dos personas que caen, son dos culpables con responsabilidad individual. El que aprende a asumir su parte del hecho, es digno de respetar su experiencia.